Menorca es, sin duda, uno de esos lugares en los que te gustaría perderte. Un paraíso donde es posible encontrar la paz interior que tantas veces buscamos y no encontramos. Una isla que vive en perfecta armonía con el mar, el sol, la naturaleza y la tierra. Una perla bañada por el Mediterráneo y protegida por un clima amable.

Con 216 kilómetros de costa, Menorca es un auténtico deleite para los sentidos: sus paisajes, sus aromas, sus sabores, sus sonidos.

¿A qué huele Menorca?  Puestos a hablar de los sentidos, empecemos por el olfato.

Cada lugar se caracteriza por tener su propio olor y Menorca no iba a ser menos. Y es que estamos rodeados de olores y aromas en el campo, en las ciudades, cuando comemos, cuando viajamos.

Los olores nos conectan con momentos de nuestro pasado y nos hacen revivir sentimientos y emociones. Estudios científicos demuestran que los aromas conectan con nuestro inconsciente y activan emociones e instintos que influyen en nuestro estado de ánimo. Y esto sucede mucho antes de que nosotros podamos percibirlo.

Olor a mar y salitre

Menorca, por supuesto, huele a mar. Es el primer olor que llena tus fosas nasales nada más pisar la isla. A mar y salitre, una mezcla de arena mojada, sal y pescado que impregna el pelo y la toalla cuando te bañas.

Pero también a pescadito frito y a aftersun Nivea.

Lo queramos o no, Menorca es uno de los principales destinos turísticos de España, por lo que los efectos del turismo se perciben en cada rincón de la isla. Tomar unos pescaditos fritos acompañados de un refrescante tinto de verano en uno de los múltiples chiringuitos que jalonan sus costas, se ha convertido en una de las principales atracciones del periodo estival.

Respecto al aftersun Nivea, no hace falta decir más. Menorca cuenta con más de 70 playas de gran variedad, una de las principales razones por las que Menorca atrae a sus orillas a miles y miles de visitantes cada año. Y disfrutar de las playas conlleva protegerse del sol. La crema solar es uno de los elementos que no puede faltar en el capazo de playa si quieres evitar quemaduras.

El encalado, casas de blanco inmaculado

Quien lo niegue, miente. La isla de Menorca huele también a cal, la de sus casas de blanco inmaculado. Y es que encalar las paredes ha sido desde siempre una técnica muy utilizada, no sólo en la isla de Menorca, sino a lo largo y ancho del área mediterránea. De hecho, el encalado es una técnica muy popular en zonas soleadas puesto que refleja la luz solar e impide que el interior de los muros se caliente. Sin duda, su principal propiedad es que es antiséptica, por lo que no permite la proliferación de hongos en las paredes, y facilita que los muros transpiren, lo que la convierten en una pintura ecológica muy utilizada en bioconstrucción.

Otro de los olores característicos de Menorca es el de abarcas enmohecidas. La abarca o albarca menorquina es el típico calzado de Menorca. Su origen se encuentra en el mundo rural de la isla, pues era utilizado por los agricultores que precisaban de un calzado resistente y a la vez flexible. Hoy en día, este calzado es muy utilizado en verano tanto por los menorquines como por los turistas que visitan la isla, así como en actividades folclóricas.

Lugar de contrastes: azul del mar y verde de los bosques

Pero aparte del olor a salitre que desprende el mar, Menorca huele también al verde de la hierba fresca, a resina y musgo. Y es que Menorca es isla de contrastes, como el que produce el azul del mar y el verde oscuro de sus bosques. Casi la mitad de la superficie de la isla está ocupada por cubiertas forestales y de ésta, casi un 60% corresponde a superficie forestal arbolada, lo que tradicionalmente entendemos como bosque. Los acebuchales, los pinares de pino carrasco y los encinares son las principales especies autóctonas.

Por último, Menorca huele a su variada y extensa gastronomía. La isla huele a esclatasangs con ajo y sobrasada, a boniatos y castañas asadas, a queso de Mahón y ensaimada. La cocina menorquina es rica en aromas, en platos elaborados con los mejores productos y las técnicas más tradicionales.